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miércoles, 5 de junio de 2013

Emergencia espiritual y crisis global


                                                 


  Nuestra gradual destrucción del entorno o las amenazas de destrucción repentina, nos hace ver cómo somos la primera especie que ha desarrollado el potencial de cometer un suicidio colectivo...

                                                   


   La mayoría de los enfoques planteados como remedio,  se centran en medidas militares, administrativas, políticas, legales o económicas que reflejan las mismas actitudes que causan la crisis, se dirigen a los síntomas, no a las causas, por lo tanto producen resultados muy limitados.

    Ya poseemos los medios y el saber tecnológico para garantizar un razonable nivel de vida para todos, terminar con la mayoría de enfermedades, REORIENTANDO (las mayúsculas son mías)  las industrias hacia fuentes renovables de energía y prevenir la contaminación...

   ¿ Qué impide dar estos pasos ?
    La respuesta es que todo esto es síntoma de una misma crisis fundamental. Estos problemas no son puramente económicos ,políticos o tecnológicos...son el reflejo del estado emocional, moral y espiritual de la humanidad actual.
   Entre los aspectos más destructivos de la psique se encuentran la agresividad dañina (hostilidad) y la codicia insaciable. Son las fuerzas responsables del despilfarro y de las guerras actuales. Impiden la distribución más adecuada de la riqueza entre individuos , grupos y naciones. Así como una nueva orientación hacia las prioridades ecológicas que fuimos descubriendo y que son esenciales para continuar la vida aquí.
   Estos elementos destructivos y autodestructivos de la condición humana reflejan nuestra actual alienación
como humanidad ,tan alejada de si misma, de sus verdaderas necesidades, individualmente y como grupo.

   Uno de los pocos hechos alentadores es el renacimiento de una búsqueda mística, filosófica, búsqueda del significado, y del interés por las antiguas tradiciones espirituales.
    Las personas que han tenido intensas experiencias transformadoras y que han logrado aplicarlas en su vida cotidiana manifiestan cambios muy específicos en sus valores, éstos están fuera de las características
de la personalidad destructiva y autodestructiva y emergen otros  que potencian la supervivencia tanto individual como colectiva.

   Las personas implicadas en procesos de emergencia espiritual tienden a desarrollar una nueva apreciación
por todas las formas de vida y una nueva comprensión de la unidad de todas las cosas, actitudes que suelen desembocar en una mayor tolerancia a todos los seres humanos y en una mayor implicación ecológica.
   El pensamiento desde la perspectiva del planeta entero, de la humanidad entera, se va priorizando sobre
los intereses reducidos de individuos, familias, partidos políticos, naciones y credos.
   Lo que nos conecta y lo que tenemos en común, se vuelve más importante que las diferencias, éstas llegan a ser vistas más como potenciadoras que como amenazantes.

   En la actitud , en las emergencias espirituales vemos la contrapartida de la intolerancia, de la quiebra moral, de la falta de respeto hacia la vida, que son las causas que están en la raíz de la crisis global.




      Estas emergencias espirituales , espontáneas,  podrían estar anunciando un cambio de rumbo en la conciencia . Las personas que las viven se benefician del potencial transformador de este estado.
Las nuevas estrategias pueden tener efectos beneficiosos en su entorno humano inmediato, y hasta puede tener relevancia para toda la humanidad, al ayudar a aliviar la crisis a la que todos nos enfrentamos.

                                                                           De: "El poder curativo de las crisis"
                                                                           Artículo de Stanislav y Christina Grof  .